Cerraron una unidad para chicos desnutridos por “no ser necesaria”
FUNCIONABA EN OBERA y ATENDIA CASOS AGUDOS
DR BASILIO MALCZEWSKI y ESPOSA
Durante los primeros años de vida, la velocidad del crecimiento es muy rápida y las necesidades nutricionales son más altas y específicas. Por eso, si en un grupo humano hay pobreza y la disponibilidad de alimentos se dificulta, quienes sufren las consecuencias con mayor intensidad son los niños. Eso sucede en la provincia de Misiones, donde tres menores fallecieron este año por desnutrición y donde se estima que casi 6 mil chicos comen por debajo de los niveles mínimos que exige su desarrollo. Pero la situación no es nueva. A principios de los años ‘80, la advirtió el pediatra Basilio Malczewski, el mismo hombre que ahora, antes de comenzar a desanudar su historia, ofrece mate en su casa de patios frescos de las afueras de Oberá.
El 26 de febrero de este año, el gobierno de Misiones cerró por decreto la Unidad de Recuperación Nutricional (URN) del hospital de Oberá, fundada en 1994 por Malczewski y dirigida por él desde entonces. Era un organismo importante: en 15 años había logrado rehabilitar a miles de chicos con desnutrición aguda , además de funcionar como una red de ayuda que llegaba a brindar atención a las poblaciones más pobres del interior misionero.
Todo eso, sin embargo, no sirvió para impedir su clausura. El ministro de salud local, José Guccione, argumentó que la URN ya no era necesaria porque el problema ahora era “la obesidad infantil” . Hay algo contradictorio –y escandaloso– en esas palabras, porque dos meses después el gobernador Maurice Closs lanzó el polémico plan Hambre Cero.
Malczewski, descendiente de ucranianos, diminuto y temperamental, no para de lamentarse por el cierre de la unidad. Dice que no se puede tapar el sol con las manos: que los niveles de desnutrición son altísimos y que la estadística no los refleja (ver “Un...” ). “ Cerrar la unidad atrasó 20 años ”, asegura. “La desmantelaron cuando yo estaba de vacaciones, y a los 3 días desafectaron a todo el personal. Se obró con mucho desconocimiento de la temática de la desnutrición infantil y sin tener en cuenta las serias consecuencias que podía tener”, explica.
Los desnutridos leves son tratados de manera ambulatoria, pero los graves deben ser internados, junto a sus madres, en unidades especiales como la que conducía Malczewski. Así es posible encarar un proceso de recuperación integral y los pacientes no se exponen al riesgo de estar en salas comunes. “Es lo que paso este año con los tres chicos internados en el hospital con desnutrición tras el cierre de la unidad –dice el médico–, los tres contrajeron infecciones ”. Lo escucha su mujer, Patricia Trisciuzzi, jefa del servicio de nutrición del mismo hospital desde hace 20 años y cofundadora de la unidad especial que el Estado provincial decidió cerrar.
El caso tuvo alta difusión en la prensa local, pero Malczewski no buscaba fama: quería que se supiera la verdad. Y como otro de los argumentos oficiales era que la unidad había atendido solamente a dos niños en 2009, el médico reunió la prueba para demostrar que eso era falso. “Cuando desmantelaron la oficina, se llevaron todos los registros. Entonces busqué mi acta personal y fui a las casas de muchos de los pacientes que atendí en 2009. Me quedaron afuera los de las etnias mbyá y guaraní porque son nómades y no es fácil encontrarlos.
Pero 22 padres aceptaron venir y declarar que en 2009 sus hijos desnutridos habían pasado por la unidad ”.
Con todo eso certificado, Malczewski se fue a ver al ministro de salud provincial para decirle, francamente, que estaba equivocado. “Le expliqué que había un error en las estadísticas y que el problema del hambre era severo. Pero el funcionario me dio las gracias, me dijo que era un buen médico y dio el caso por cerrado”.
Malczewski no pierde las esperanzas de que algún día su oficina sea reabierta. Acepta que la realidad, el drama del hambre en su provincia, empuja para que eso suceda. Pero descree de los dirigentes y no encuentra razones concretas para explicar por qué cerraron la URN. Entonces, se le pregunta cómo fue la relación de la unidad con los políticos locales a lo largo del tiempo y el médico contesta: “Difícil. Nuestro trabajo siempre fue honesto. No hacíamos política. Pero cada vez que planteábamos la problemática del hambre en Misiones, los dirigentes creían que estábamos trabajando contra ellos”.
El 26 de febrero de este año, el gobierno de Misiones cerró por decreto la Unidad de Recuperación Nutricional (URN) del hospital de Oberá, fundada en 1994 por Malczewski y dirigida por él desde entonces. Era un organismo importante: en 15 años había logrado rehabilitar a miles de chicos con desnutrición aguda , además de funcionar como una red de ayuda que llegaba a brindar atención a las poblaciones más pobres del interior misionero.
Todo eso, sin embargo, no sirvió para impedir su clausura. El ministro de salud local, José Guccione, argumentó que la URN ya no era necesaria porque el problema ahora era “la obesidad infantil” . Hay algo contradictorio –y escandaloso– en esas palabras, porque dos meses después el gobernador Maurice Closs lanzó el polémico plan Hambre Cero.
Malczewski, descendiente de ucranianos, diminuto y temperamental, no para de lamentarse por el cierre de la unidad. Dice que no se puede tapar el sol con las manos: que los niveles de desnutrición son altísimos y que la estadística no los refleja (ver “Un...” ). “ Cerrar la unidad atrasó 20 años ”, asegura. “La desmantelaron cuando yo estaba de vacaciones, y a los 3 días desafectaron a todo el personal. Se obró con mucho desconocimiento de la temática de la desnutrición infantil y sin tener en cuenta las serias consecuencias que podía tener”, explica.
Los desnutridos leves son tratados de manera ambulatoria, pero los graves deben ser internados, junto a sus madres, en unidades especiales como la que conducía Malczewski. Así es posible encarar un proceso de recuperación integral y los pacientes no se exponen al riesgo de estar en salas comunes. “Es lo que paso este año con los tres chicos internados en el hospital con desnutrición tras el cierre de la unidad –dice el médico–, los tres contrajeron infecciones ”. Lo escucha su mujer, Patricia Trisciuzzi, jefa del servicio de nutrición del mismo hospital desde hace 20 años y cofundadora de la unidad especial que el Estado provincial decidió cerrar.
El caso tuvo alta difusión en la prensa local, pero Malczewski no buscaba fama: quería que se supiera la verdad. Y como otro de los argumentos oficiales era que la unidad había atendido solamente a dos niños en 2009, el médico reunió la prueba para demostrar que eso era falso. “Cuando desmantelaron la oficina, se llevaron todos los registros. Entonces busqué mi acta personal y fui a las casas de muchos de los pacientes que atendí en 2009. Me quedaron afuera los de las etnias mbyá y guaraní porque son nómades y no es fácil encontrarlos.
Pero 22 padres aceptaron venir y declarar que en 2009 sus hijos desnutridos habían pasado por la unidad ”.
Con todo eso certificado, Malczewski se fue a ver al ministro de salud provincial para decirle, francamente, que estaba equivocado. “Le expliqué que había un error en las estadísticas y que el problema del hambre era severo. Pero el funcionario me dio las gracias, me dijo que era un buen médico y dio el caso por cerrado”.
Malczewski no pierde las esperanzas de que algún día su oficina sea reabierta. Acepta que la realidad, el drama del hambre en su provincia, empuja para que eso suceda. Pero descree de los dirigentes y no encuentra razones concretas para explicar por qué cerraron la URN. Entonces, se le pregunta cómo fue la relación de la unidad con los políticos locales a lo largo del tiempo y el médico contesta: “Difícil. Nuestro trabajo siempre fue honesto. No hacíamos política. Pero cada vez que planteábamos la problemática del hambre en Misiones, los dirigentes creían que estábamos trabajando contra ellos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario